El pasado 9 de octubre dimos un pequeño taller de introducción a la bioconstrucción en Garaldea
.Este taller formó parte de las recompensas destinadas a las aportaciones del crowfunding que esta ecoaldea lanzó hace un año.
Para empezar, hicimos una breve presentación sobre los diferentes sistemas de bioconstrucción, desde su historia y origen hasta los materiales naturales y tradicionales, pasando por algunos ejemplos de casas de paja, adobe o cañas.
Después nos adentramos con las manos en la masa con una parte más práctica, recogimos algunas muestras de tierra del lugar con la intención de mostrar los diferentes tipos de análisis y las conclusiones que podemos obtener de sus resultados. Cuando hacemos autoconstrucción esta es una de las primeras cosas a hacer, saber la composición del material que encuentro a mí alrededor. Por poner un ejemplo, una tierra adecuada para un revoco puede no serlo tanto para un suelo de barro. Y una tierra adecuada para hacer tapial no lo será tanto para hacer una casa de cob.
Quisimos tomar estas muestras de distintas zonas para mostrar las diferentes características según su composición de arcillas, limos y arenas (estos tres componentes forman lo que llamamos TIERRA).
El primer ensayo al que sometimos a la tierra fue el más evidente de todos, el de nuestra propia percepción. A la tierra hay que observarla, olerla, tocarla, escucharla, e incluso palparla con la lengua. Todo esto nos da una información muy muy valiosa! Tan sólo mirando lo manchadas que deja nuestras manos nos puede dar pistas sobre si su cantidad de arcilla es apropiada para lo que la queremos utilizar.
Después hicimos la prueba de la decantación. Metimos tierra en una botella de cristal y la agitamos. Una vez pasado el tiempo suficiente para que se asiente, se pueden ver los diferentes estratos de composición de la tierra, y hacernos una idea de la cantidad de arcilla, limos y arenas (de arriba abajo) que la componen.
Tras la prueba de la decantación llegó la prueba del chorizo! Y es que se llama así porque la hidratamos y la enrollamos como si fuera un chorizo, para después dejarlo caer. La medida de las partes donde rompe nos da información sobre la elasticidad de la tierra.
Y por último, sometimos a la tierra al ensayo de las galletas. Mezclamos la tierra con agua y arena y las metemos dentro de unas arandelas del mismo diámetro. Este ensayo sirve para medir la capacidad de retracción de cada una de las mezclas y se utiliza mucho cuando queremos usarlas para un revoco.
Tras este pequeño taller, dimos un estupendo paseo por la finca de Garaldea, donde pudimos ver instalaciones en las que se ha utilizado toda esta tierra, como por ejemplo la estufa finlandesa que se hizo dentro de los talleres de GaraldeaSOStenible y que a día de hoy llena de calor el comedor 🙂
Si apetece que vuestro circulo de alrededor conozca un poco a cerca de la bioconstrucción, escríbenos y podemos replicar esto mismo donde nos propongáis con mucha ilusión.
Pon tu granito de arena!

Muy bueno equipo!, está genial, una charla muy práctica de bioconstrucción, un sencillo, básico y natural acercamiento a la vuelta a las raices, «conocer la tierra que pisamos» con la que podemos… granito a granito levantar montañas, Gracias.
Abrazos a todxs Garaldeanxs y Bauberxs.